Cómo reducir la contaminación del aire interior
Cuidar la calidad de aire interior
La Calidad de Aire Interior se refiere a las condiciones del aire dentro de un espacio (¿Dónde se necesita prevención?) cuyo efecto puede tener incidencia en las condiciones de salud y de confort de sus habitantes. Ese aire que día a día se respira en la oficina o en las habitaciones de tu casa, puede verse contaminado por la presencia de bacterias, gases y otros compuestos que pueden llegar a generar problemas de salud. Una mala calidad de aire interior por lo tanto es un tema de sumo cuidado que debe ser permanentemente inspeccionado por expertos.
Los edificios también enferman
Los edificios, o cualquier otra estructura donde regularmente pasamos varias horas de nuestras vidas como la oficina o el hogar, pueden llegar a enfermar. El llamado síndrome del edificio enfermo señala precisamente esa capacidad de los espacios cerrados y la calidad de aire interior para afectar a la salud de nuestro organismo. Los dispositivos de aire acondicionado, los conductos de ventilación, la calefacción o los materiales mismos de construcción empleados en la infraestructura pueden convertirse, por su falta de mantenimiento y supervisión, en generadores de molestias y enfermedades.
Una larga lista de síntomas
Es larga la lista de síntomas que pueden presentarse debido a una mala calidad de aire interior. Desde molestias en los ojos, como sequedad, picor o escozor, pasando por dolor de garganta, congestión nasal, enrojecimiento de la piel, estornudos, sensación de ahogo, tos seca, bronquitis, asma, rinitis, dermatitis, dolor de cabeza, somnolencia, náuseas, mareos, irritabilidad y dificultad para concentrarse, entre otros. La sola presencia de alguno de estos síntomas, y su recurrencia, debe alertar a los responsables para que se realice una evaluación de las condiciones del aire interior y encontrar así la fuente de los malestares.
Abrir la ventana a la salud
En caso de notar algunos de los síntomas del edificio enfermo, lo fundamental es intentar reducir los niveles de contaminación en hogares, colegios y lugares de trabajo. Para ello, hay que saber que la calidad de aire interior mejora notablemente si logramos dar ventilación a los espacios. El que el aire pueda correr libremente por las estancias hace que los contaminantes sean transportados fuera del edificio, evitando así la recurrencia de los síntomas. Abrir las ventanas es un paso importante para disminuir el riesgo.
Mantenimiento y supervisión son la clave
Existen ocasiones en las cuales las ventanas están cerradas herméticamente y el aire acondicionado es el único instrumento que hace circular el aire en los edificios. Cuando este es el caso, se debe tener la precaución de realizar regularmente el mantenimiento preventivo. En los conductos del aire se acumula humedad, moho, óxido y otras partículas que son transportadas cíclicamente por todo el espacio una y otra vez para desgracia de nuestra salud. Por ello, el mantenimiento y la supervisión hechos por expertos son la clave para mantener en óptimas condiciones la calidad del aire interior.